Estimadas familias:
Necesitamos ayuda... Es una extraña forma de comenzar una carta ¿verdad? Pero en estos casos es mejor ir al grano y dejarnos de introducciones formales: el problema así lo exige. Sin duda, durante las últimas semanas habrán leído reseñas como las que rescatamos aquí. Sabemos que cuando se trata de “la juventud” así, en genérico, casi nunca nos sentimos aludidos y pensamos, o queremos pensar, que los problemas siempre le atañen al otro. Pero en el instituto constatamos día a día que la realidad en ocasiones es tan impertinente que hay que enfrentarse a ella de cara.
[endif]--Hace tiempo detectamos que aumentan las rencillas, los enfrentamientos y las disputas entre nuestros alumnos más jóvenes. Sin duda son peleas “de niños”, pero son el caldo de cultivo ideal para los futuros casos de acoso y maltrato que en todo momento intentamos evitar y corregir. El curso pasado dimos especial relevancia a la información, y en colaboración con la Guardia Civil, y dentro del Plan Director de mejora de la Convivencia y la Seguridad en los Centros educativos organizamos actividades y charlas para llamar la atención sobre el ciberacoso y el uso inapropiado de los teléfonos móviles. Pero hemos de pasar de las palabras a los hechos. El uso indiscriminado del móvil perturba la convivencia entre niños y niñas que todavía no tienen la madurez suficiente para utilizar con responsabilidad cierta tecnología. Somos conocedores de la dificultad que supone “controlar” al minuto los accesos de nuestros hijos, pero nos preguntamos si es posible enseñarles a hacer un uso razonable del mismo, y eso no pasa por llevarlo encima día y noche...
Una cosa está clara: las comunicaciones e intercambios indiscriminados están perturbando las relaciones, y esos conflictos llegan al aula y tienen consecuencias indeseables tanto en la convivencia como en el rendimiento. Por eso queremos pedirles que nos echen una mano porque el empeño bien lo vale. Vaya por delante algo que resulta evidente: el teléfono es un aparato útil y gratificante. Enseñemos a los críos a usarlo convenientemente. ¿CÓMO? Pues para empezar:
[endif]--* No traer el móvil a clase. NO ES NECESARIO. Existen las tabletas, los ordenadores… en fin, de todo. Las comunicaciones con el alumnado están abiertas a través de los teléfonos del instituto. Es verdad que algún día pueden hacer falta, PERO NO SIEMPRE Y A TODAS HORAS.
* El teléfono no está para insultar o menospreciar a los compañeros. Controlen el acceso a redes y círculos donde puedan producirse esas intervenciones. Y si esto no es posible, RETIRE EL TELÉFONO, sobre todo en horarios en los que se puede utilizar sin ningún control, como por ejemplo de madrugada.
* Antes de regalar un teléfono, asegúrese de que su hijo o hija recibe el mensaje correcto: su uso no es exclusivo y puede ser consultado en cualquier momento por los adultos que se lo compran y se lo mantienen. Evite que pongan claves de acceso. SI NO HAY TRATO, NO HAY TELÉFONO.
* COMUNIQUEN AL CENTRO cualquier evidencia de uso inapropiado (fotos, vídeos), abuso o cibermaltrato en las redes. Nuestra actuación discurre por cauces muy estrechos, pero podemos alertar a las familias de otros alumnos para que tomen las medidas oportunas.
* El teléfono móvil no sirve para controlar los movimientos de sus hijos. CUANDO NO LES INTERESE permanecerán ilocalizables.
* Está demostrado que el rendimiento académico de cierto perfil de alumno MEJORA cuando apagan el móvil. O lo que es lo mismo: cuanto más teléfono, más dificultades de aprendizaje.
Con que tomemos en consideración estas recomendaciones estaremos dando un paso adelante en la prevención del acoso y la violencia dentro y fuera del aula. Porque evitarlo ES COSA DE TODOS. ![endif]--![endif]--