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Reciclar ciencia (segunda parte)


Pues lo dicho: te vamos a ofrecer unos cuantos consejos para que hagas una tabla periódica RRR:

No es oro todo lo que reluce: Ni todo lo que desprende destellos metálicos es acero, o cristal cualquier sólido transparente. Con el propósito de mejorar el rendimiento, aumentar (o disminuir) la durabilidad, aumentar sus prestaciones, reducir costes de producción o, simplemente, engañar al incauto, los objetos de consumo han alcanzado un refinamiento más que notable, fruto de la incorporación de nuevos materiales a la producción en cadena. Pero también las tradicionales aleaciones metálicas esconden un heterogéneo abanico de elementos sagazmente combinados en utensilios, monedas, joyas o bisutería. Si se investiga un poco, el más insulso de los objetos se nos puede ofrecer como genuino representante de un elemento valioso.

Mejor tal y como está: Quizá en algún momento sientas la tentación de recuperar los elementos puros de objetos rotos, averiados o en desuso. Nosotros te recomendamos que no lo hagas por ningún motivo. Los formatos inofensivos pueden dejar de serlo si provocas fugas o derrames, o si expones al aire que respiras determinadas sustancias que no debieran haber salido de su confinamiento. No intentes recuperar mercurio de lámparas o termómetros, ni desintegres baterías o componentes electrónicos. Los elementos están ahí y reducir los escudos que garantizan la seguridad del usuario y la del medio ambiente no es una buena idea. Investiga por tu cuenta: Un coleccionista de elementos sabe dónde puede encontrar lo que busca porque se ha documentado convenientemente. Si la curiosidad germina, en internet se pueden encontrar fuentes suficientes como para satisfacer los primeros interrogantes. La abundante bibliografía de divulgación científica y un buen número de artículos sobre el tema te proporcionarán gran cantidad de información, remitiéndote a fuentes de más enjundia. Infinitos son los derroteros por los que te puede llevar la busca de conocimiento. Sígue cualquiera de ellos y experimentarás la sensación que embarga a científicos e investigadores de todas las disciplinas. Diseña tu colección: Es necesario que medites cómo vas a organizar tu colección y de qué manera vincularás los objetos con los distintos elementos de la tabla periódica. Si te decides a construirte una, te recomendamos que tengas en cuenta qué dimensiones son las más adecuadas al espacio del que dispones. La belleza y el orden siempre van de la mano: inclínate siempre por opciones que le puedan sacar un mayor rendimiento estético a las piezas y resuelve con ingenio las dificultades que te pueda ocasionar su exposición. Una vez metido en tu papel de coleccionista de elementos RRR, pronto concluirás que poseer decenas de objetos inservibles dentro de una caja bajo la cama impide cualquier visión de conjunto. Contempla la posibilidad de conseguir un expositor para clasificar e identificar cada una de las piezas, estableciendo su vinculación con el elemento o elementos del que son portadoras. También puedes hacerte uno con todos los cachivaches que tienes en casa. Prueba a ver...


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